Según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el golpe de calor desencadenado por estrés térmico ha provocado ya un número de muertes en 2017 que iguala al total de 7 fallecidos en 2016.
El estrés térmico por calor se define como la carga de calor que reciben las personas y acumulan en su cuerpo, como resultado de las condiciones ambientales, la actividad física que están realizando y la ropa que visten.
En el caso de los trabajadores, la sobrecarga fisiológica que provoca, activa los mecanismos de termoregulación, pero si siguen trabajando sin hacer descansos y en las mismas condiciones, dicho mecanismo sufre un fallo y se produce un golpe de calor. En esa situación las capacidades de actuación, reacción y atención disminuyen considerablemente, aumentando las probabilidades de que tenga lugar un accidente laboral o provocando, en muchas ocasiones, la muerte.
En 2016 se producieron 7 muertes por golpe de calor, mientras que en 2017, a fecha 14 de julio, ya hemos llegado a esa cifra. Tres de ellos tenían más de 65 años, el otro 62, por lo que estaban dentro del grupo de riesgo. Los otros tres fallecieron durante su jornada laboral. Uno de ellos es el claro ejemplo de la falta de prevención de riesgos laborales en lo que al calor se refiere: un hombre de 54 años en Morón de la Frontera (Sevilla), realizando labores de asfaltado de una carretera a pleno sol, con temperaturas superiores a los 40 grados y extendiendo un conglomerado a más de 170 grados.
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad activa cada año, a principios de junio, el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud que permite recopilar las cifras exactas desde 2004. Precisamente ese año fue el peor registrado hasta el momento, con 26 casos, seguido de 2015 con 23 casos, año en el que el INSHT publicó su breve guía “Trabajar con calor“.