Durante los últimos años hemos asistido en nuestro país a un notable cambio en el marco legislativo en lo referente a la Prevención de Riesgos Laborales. Con este conjunto legislativo no tan sólo se pretende transponer al Derecho Español las Directivas de la Unión Europea en esta materia sino que el objetivo fundamental es establecer las bases para la reducción sostenida de la siniestralidad laboral en España,
La situación derivada de la grave crisis económica ha provocado una disminución de la siniestralidad en términos absolutos, pero no de forma relativa. En efecto, con la masiva pérdida de puestos de trabajo, la exposición al riesgo laboral ha disminuido en igual medida, no obstante seguimos observando tasas de siniestralidad elevadas.
La Ley de Prevención de Riesgos laborales, que se promulgó en 1995 y se reglamentó en el 97, y los diversos Reglamentos y demás normas que la desarrollan, inciden esencialmente en la actuación preventiva frente al riesgo de padecer algún daño para la salud con motivo del desempeño de un determinado trabajo de forma que, proactivamente, seamos capaces de identificar los riesgos que éste comporta a corto, medio o largo plazo y podamos adoptar las medidas técnicas, organizativas y de control que nos permitan garantizar que nadie va a perder la salud por causa de su trabajo.
España, aún con la desorbitada tasa de desempleo que venimos padeciendo, es históricamente uno de los países europeos con mayor siniestralidad laboral, en cifras relativas y absolutas. Hoy en día trabajar, disponer de un puesto de trabajo, es un bien extraordinario; pero trabajar de una forma segura, saludable e incluso confortable no debería ser un lujo al alcance de unos pocos ni tampoco debe representar -como algunos creen- una disminución de la productividad o de la calidad de lo producido. Por el contrario, está fehacientemente demostrado que cuanto mejores son las condiciones en las que se desarrolla cualquier tipo de trabajo, menor es la siniestralidad y mayores son los índices de productividad y calidad.
En este nuevo escenario de escasas oportunidades de trabajo, corremos el riesgo de abandonar la incipiente cultura de la prevención y de valores emergentes en lo referente al binomio salud-trabajo.
Nuestra propuesta, además de contemplar el adecuado cumplimiento de la normativa vigente, pretende impulsar actividades e intervenciones formativas que impliquen a las personas con su salud, con la promoción de actitudes vitales saludables, con la prevención de riesgos para la salud (no sólo riesgos laborales) y finalmente implantar un adecuado programa de prevención medica basado en criterios preventivos sólidos que permita hacer de las Empresas clientes de Capresa (empresa perteneciente a Grupo Ergos) unos lugares de trabajo seguros y saludables,
Estamos plenamente convencidos que los entornos empresariales que invierten en políticas destinadas a promover actitudes saludables y seguras entre sus empleados y que creen que estas actividades son un beneficio percibido y altamente valorado por quienes trabajan en la Empresa, logran disminuciones sustanciales de sus niveles de siniestralidad laboral y absentismo por enfermedad común con el consiguiente retorno, “plusvalarado” de la inversión inicial.
La Salud y Seguridad en el trabajo por tanto no debe contemplarse tan sólo como un requisito legal o un compromiso ético de nuestra sociedad, sino una exigencia de comportamiento todos: trabajadores, empresarios y Administración.